En nuestra variada cocina peruana hay un plato tradicional que sirve para combatir los días de invierno. Es el potente caldo de gallina, también conocido como «levanta muerto«.
¿Por qué se le llama así a este plato de la gastronomía peruana?. El licenciado Olger Román, del Colegio de Nutricionistas del Perú, explica que se trata de una sopa muy nutritiva.
“Si la consumen en invierno te va a dar sensación de bienestar inmediato porque se sirve muy caliente. Al estar acompañada de huevo nos provee de fósforo, un mineral que ayuda a regular el funcionamiento del riñón en personas sanas”, dice el experto.
Para muchos es un plato enorme. Sin embargo, el especialista reveló que el caldo de gallina tiene las mismas calorías de un buen desayuno, almuerzo o cena.
“Queda claro que no se trata de una entrada, sino de un plato principal en cualquiera de nuestras comidas. Para algunos, el caldo de gallina puede ser un buen desayuno, porque aporta carbohidratos, proteínas, minerales, vitaminas, además de hidratarnos”, detalló el experto en entrevista con la Agencia Andina.
Refirió que no hay un horario ideal para consumirla, porque cae bien en cualquier momento del día.
¿QUE MINERALES OFRECE EL CALDO DE GALLINA?
El caldo de gallina ofrece también potasio, un poderoso mineral para prevenir las contracciones musculares y regula la función nerviosa.
Es por ello que sirve para casos de agotamiento físico, exceso de trabajo, ejercicio físico o después de las salidas nocturnas.
Además del fósforo, el caldo de gallina nos provee de calcio, minerales del complejo B y macronutrientes muy importantes, entre ellos la proteína, para el buen mantenimiento de nuestra salud.
UNA SOPA DEL SIGLO XIX
El poderoso caldo de gallina se prepara en nuestro país desde inicios del siglo XIX. Según indagaciones, el escritor Manuel Asencio Segura, lo menciona en “Artículos, Poesías y Comedias” en su verso Costumbres.
A partir de los años 50, «el levanta muerto» ganó popularidad y se vendía como un plato más de los menús criollos en mercados de La Victoria.
En el transcurso de los años, este plato fue apareciendo en restaurantes y hasta en carpas coloridas instaladas en calles abiertas para jóvenes y adultos.
Lo consumían sobre todo cargadores y comerciantes que empezaban el trabajo se acercaban a los puestos desde las cinco de la mañana.