Titulares

    Pedro Castillo en su laberinto. Primeros pasos (errados) del presidente

    Se puso el traje favorito de Hugo Chávez y Evo Morales. Ahí empezó todo: Sostuvo que España es culpable de los males del país en la cara del rey de España. Decretó que Palacio de Gobierno será un museo. Nombró como premier a un personaje acusado por presenta apología al terrorismo. Y finalmente, presentó su gabinete incompleto…

    Los primeros actos de Pedro Castillo Terrones como presidente de la República han dejado en shock a la mayoría de peruanos. Sus errores garrafales en el amanecer de su gobierno solo producen dudas y decepción. Por lo pronto, el dólar pasó la barrera de los S/.4 soles (récord histórico).

    Se temía que el líder del partido Perú Libre, Vladimir Cerrón -condenado por corrupción y con más de 20 casos pendientes en la Fiscalía y Poder Judicial- sea el encargado de tomar las decisiones importantes. Y todo hace indicar que eso está sucediendo.

    Castillo había prometido que Cerrón «entraría a Palacio ni como portero». En esto no mintió, porque nadie se instalará Palacio de Gobierno. Es decir…

    «No somos chavistas, no somos comunistas y menos terroristas», proclamó Pedro Castillo. pero nombró como flamante Presidente del Consejo de Ministros a Guido Bellido, procesado por apología del terrorismo (designación que tiene el sello de Vladimir Cerrón). Hace apenas tres meses, Bellido defendía a los criminales de Sendero Luminoso y justificaba su defensa alegando que «son peruanos». Increíblemente, el Ministerio Público no lo condenó a tiempo.

    Los expertos coinciden en afirmar que la ‘jugada’ de Cerrón -sí, de Cerrón- es buscar que el Congreso no dé el voto de confianza al gabinete ministerial (imposible con un premier como Bellido) para esperar un segundo rechazo, y así tener motivo para disolver el Congreso y convocar a nuevas elecciones. El objetivo es allanar el camino para el cambio de Constitución. Por algo Pedro Francke, candidato al ministerio de Economía huyó despavorido de la escena. Cualquier peruano decente y demócrata lo hubiera hecho.

    Pedro Castillo está defraudando al pueblo. Traiciona la confianza que se le depositó en las urnas. La izquierda peruana, que por primera vez llega al poder por la vía electoral, tiene la oportunidad histórica de trascender. El profesor tiene en sus manos la oportunidad de enderezar el rumbo para mantener equilibrio, especialmente en el manejo de la economía. El futuro del Perú está en juego.

     

     

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