Gisela Valcárcel vio el final de su reciente serie de TV sin pena ni gloria. Sin salsa del Puerto, sin rating, Sin sabor a Callao. Así es como llegó a su final la serie «Llauca» que apenas alcanzó 3 a 5 puntos de rating en las emisiones de 10 capítulos.
Su último capítulo fue el viernes pasado a las 11 de la noche. «La serie no dio fuegos porque Gisela se puso como actriz. Nació muerta y acabó muerta con tres puntos de rating. En el Callao nadie la ha visto, fracasó la serie», dijo Magaly Medina en su programa.
«Ni Ethel (Pozo) la vio. Ella (Gisela) misma se ponía (fotos) viendo la serie. La única que la vio fue Gisela. La serie no cautivó al televidente, debió ser bien aburrida», juzgó Magaly.
PERO POR QUÉ LA SERIE ARRANCÓ MAL Y ACABÓ MAL
1.- El horario de las 11 de la noche. Después de ver el noticiero de Latina, en la mayoría de las casas todos quieren irse a dormir o a conectarse por las redes sociales. Pocos son los televidentes que esperan las 11 de la noche para ver una serie nacional.
2.- El ritmo lento de los primeros capítulos. Recién a partir de la aparición de Pietro Sibille como «Lázaro» la serie despierta cierta atracción y sale de esos primeros capítulos en los cuales las escenas son medio confusas y lentas.
3.- Un guion malo y diálogos pocos convincentes. Hay escenas con guiones muy forzados como por ejemplo el final: Lázaro está a punto de matar al policía. Pero de la nada aparece su hermana Vicky, un transexual líder de un cártel de las drogas (interpretado por Ernesto Pimentel) y este lo mata de un balazo. O sea, Pietro muere en manos de Pimentel, y luego este se suicida de un balazo en la boca. Plop, como que no tiene mucho sentido. Pero así le dio un final feliz a otros personajes.
4.- Gisela no encaja en el papel de vendedora de papa rellena. Gisela como vendedora en Los Barracones no se lo cree ni Ethel. A estas alturas de su carrera, la conductora de «El Gran Show» ya se ha blanqueado con su productora, sus empresas y su exclusiva casa en San Isidro. Mejor hubieran llamado a la recordada Nancy Cavagnari para el papel de vendedora de papa rellena.
5.- Les faltó la salsa chalaca para transmitir el alma de los Barracones. La banda sonora de «Llauca» se quedó chica en su intento por transmitir el alma de los Barracones y del Callao. La banda sonora estuvo a cargo de Sabor y Control, una orquesta de Barranco.
No se escuchó nada de La Clave del Callao, La Progresiva del Callao, Saraguey, Salsa Latina, K’llao Salsa y Zaperoco que son las orquestas más representativas y parte de la identidad de los chalacos.
«Un poco más de respeto por los seres humanos, puedes «vender» tus historias, pero en el proceso no puedes degradar una cultura, apropiarte de ella para hacerla más estética y marketeable y encima engañar a la gente porque lo que les estás dando, no es el Callao», comentó una estudiante de psicología en Twitter respecto a la serie.
6.- Tuvo escenas en base a estereotipos y que promueven el estigma social. Al director de la serie Jorge Carmona le faltó hacer un profundo trabajo de campo, salir a caminar antes por el Callao y capturar la esencia de sus calles y el sabor de los chalacos y chalacas. Tal vez le faltó tiempo en la preproducción. Esto explica por qué algunos personajes fueron construidos como estereotipos.
Al final quedó también el estigma social que persiste contra el Callao como si fuera un lugar donde solo se vive entre violencia y engaños y esto se repite desde hace años y con frecuencia en los medios de comunicación.