Titulares

    A 52 años del terremoto y aluvión en Huaraz que dejó 80 mil muertos

    Domingo 31 de Mayo de 1970. Una fecha para no olvidar y reflexionar sobre lo mucho que falta hacer no solo en materia de prevención, sino de infraestructura de salud, educación y demás servicios básicos.

    Eran las tres y veintitrés de la tarde de aquel día. De pronto, un movimiento sísmico de grandes magnitudes se empezó a sentir en gran parte del país. La fuerza del terremoto de 7,9 grados en la escala sismológica de entonces y cuyo epicentro fue a 44 kilómetros al suroeste del puerto de Chimbote, hizo salir despavoridas a millones de personas, quienes sentían que el sismo aumentaba de intensidad conforme pasaban los segundos.

    Escenas de pánico se sucedieron entonces. Adultos y niños corrían a lugares abiertos en busca de seguridad, otros permanecían en sus hogares y las mujeres clamaban en medio de las pistas “¡Señor aplaca tu ira!”. Cuando culminó el mismo, el público volvió a sus hogares y en las siguientes horas fue enterándose con asombro, por los “flashes” informativos de radio y televisión, de la magnitud de la tragedia que tuvo como epicentro el Callejón de Huaylas.

    Sin embargo, el horror estaba aún por venir. La ladera oriental del nevado Huascarán se desprendió y originó un aluvión que se dirigió hacia la ciudad de Yungay, destruyendo todo a su paso.

    La localidad de Yungay quedó sepultada, quedando solamente la parte superior de las cuatro palmeras de su Plaza de Armas como mudos testigos de la catástrofe, convirtiéndose para siempre en un gran camposanto.

    El saldo fue devastador. Fueron más de ochenta mil muertos, veinte mil desaparecidos y otros miles de heridos y damnificados. El país estaba conmocionado, pero había que empezar las labores de reconstrucción. La ayuda internacional no tardó en llegar desde países vecinos así como de otros continentes. Precisamente se crearía cerca de este lugar la Nueva Yungay, donde se ubicaron los pocos sobrevivientes y que es conocida hasta ahora como “La Capital de la Solidaridad Internacional”, en reconocimiento a estos gestos de hermandad.

    Dos días después, la selección de fútbol debutó en el Mundial de México. Los jugadores, con un listón negro en el hombro, derrotó 3 a 2 a Bulgaria tras ir perdiendo 2 a 0. Por 90 minutos, el país recuperó la sonrisa y celebró en medio del dolor.

    *Encuentra más información en nuestras redes sociales de Facebook y Twitter.