El temible terrorista Abimael Guzmán, el fundador y líder del sanguinario grupo criminal Sendero Luminoso, murió en la prisión de máxima seguridad en la que cumplía cadena perpetua desde 1992.
Guzmán, de 86 años, falleció a las 6:40 hora local del sábado 11 debido a «complicaciones en su estado de salud», de acuerdo al Comité Técnico del Centro de Reclusión (CEREC) de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao.
Su salud del genocida había empezado a deteriorarse el 13 de julio y el 20 de ese mes recibió atención geriátrica en un centro de salud, según le dijo a RPP Noticias la jefa del INPE, Susana Silva.
Guzmán llegó a ser el hombre más buscado de Perú en los 80 y los 90. Y su muerte se produjo un día antes de que se cumplieran 29 años de su captura, el 12 de septiembre de 1992 en una casa del barrio de Surquillo, en Lima, por un grupo especial de inteligencia de la policía.
Su imagen enjaulado, completamente derrotado, y vistiendo un traje de rayas blancas y negras dos semanas más tarde le dio la vuelta al mundo. Fue juzgado y condenado a cadena perpetua, junto a otros miembros de su agrupación, incluyendo a su pareja Elena Iparraguirre.
CUERPO EN DISPUTA
LA Fiscalía de la Nación informó que la muerte del mayor genocida de la historia del país, Abimael Guzmán, fue producto de “una neumonía”. Actualmente, los restos de la ‘Bestia’ se encuentran en la Morgue del Callao.
Asimismo, se informó que Iris Yolanda Quiñonez presentó una “carta poder” emitida por Iparraguirre para ser ella quien reciba los restos del terrorista. ¿Quién es Quiñonez? Es la terrorista identificada como ‘camarada Bertha’ y fue la gestora del asesinato del coronel PNP Manuel Tumba, según consta en los documentos de la CVR.
Exmiembros del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) -que logró la captura del siglo- como Ana Cecilia Garzón (‘Gaviota’) y Marco Miyashiro se mostraron a favor de la incineración del senderista para evitar que el lugar de entierro se convierta en un lugar de culto terrorista. “La situación es un tema de seguridad porque hay fanáticos y personas que han robado cadáveres para rendirles culto. Para evitar esas situaciones, es mejor que incineren y arrojen sus cenizas”, sostuvo Miyashiro.