Un alcalde debe velar por el bienestar de los vecinos y el desarrollo integral y armónico de su localidad, pero algunos hacen todo lo contrario. Es el caso de un burgomaestre de Puno, quien no solo asistió a una fiesta en plena tercera ola de la COVID-19, sino que cuenta con una denuncia por violencia familiar.
Arturo Álvarez, polémico alcalde de Huancané, celebraba la tradicional fiesta de ‘Bajada de reyes’ en una reunión social donde los asistentes no usaban mascarilla ni conservaban el distanciamiento social, cuando llegaron los efectivos policiales para detenerlo y trasladarlo a la comisaría.
Noemí Aquise Sucasayre le interpuso una denuncia por maltrato sicológico y físico en la calle, avalado por el médico legista. Ahora, el mal alcalde será investigado.
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