Titulares

    Opinión: El éxito de ‘Bad Bunny’, un tipo vulgar sin calidad vocal ni musical

    Bad Bunny se presentará en Lima el próximo 13 de noviembre y el evento promete ser el más espectacular del año, no por la calidad sino por la expectativa que han generado sus fans, que han pagado hasta 10 mil soles por una entrada.

    Un experimentado columnista dominicano analizó el fenómeno y se enfocó en el más famoso representante del reggaetón del momento. Aquí su columna, publicada en El Nacional de República Dominicana.

    Por Juan Taveras Hernández

    Debe ser motivo de reflexión y de preocupación el fenómeno del ya famoso cantante de calle o ‘reguetonero’ Bad Bunny (Conejo Malo) que goza de gran popularidad en América y buena parte del mundo occidental.

    Miles de personas, de todas las edades, se agolpan, y pagan cualquier cantidad de dinero por asistir a sus presentaciones.

    Para no abundar demasiado, por razones de espacio, les dejo esta “joya literaria” interpretada por Bad Bunny, el Conejo Malo.

    Bla, bla, bla, bla, bla, bla Ey, yo, yo-yo, yo-yo, yo-yo Yo, (la-la-la-la-la-la-la) blow, blow (la-la-la-la-la-la-la). Diablo’, qué safaera’ Tú tiene’ un culo cabrón Cualquier cosa que te pongas rompes la carretera (la-la-la-la-la) Aight, muévelo, muévelo, muévelo, muévelo (la-la-la-la-la-la-la)

    Nadie sabe a ciencia cierta si Bad Bunny canta en inglés, español o un dialecto extraterrestre que ni los ‘millenial’ entienden bien.

    MUNDO PATAS ARRIBA

    Francamente no lo entiendo. No logro comprender el fenómeno, pues estamos ante un tipo sin calidad vocal ni musical, y sin mayor atractivo que no sea el mal gusto y la vulgaridad, expresadas en sus letras, carentes de contenido melódico y literario. Un sujeto saltando como mono ante un público enajenado que delira hasta la inconciencia sin saber por qué.

    No hay dudas de que el mundo está, como decía Eduardo Galeano, “patas arriba” en la cultura como en la política, de tal modo que los valores del buen gusto, de la belleza, de lo ético y lo moral se han desvanecido en el mundo del espectáculo, donde nada es verdad y nada es mentira, donde lo feo ha ocupado el lugar de lo estético, de lo hermoso, de lo bello.

    Y lo peor, los gobiernos patrocinan toda esa basura a través de sus instituciones, sin detenerse en el daño que le están causando a la juventud, totalmente enajenada, intencionalmente embrutecida. Empresarios de la podredumbre social enriqueciéndose a costa de la ignorancia y el envilecimiento de una buena parte de la juventud sin importarles las consecuencias posteriores.

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